jueves, 17 de diciembre de 2015

Antonio Hernández Palacios en mi recuerdo


Durante algo menos de un curso, con 8 años, los domingos por la tarde fui junto con mi hermano y mi primo Antonio a la sesión de cine del colegio de los Salesianos , aún éramos pequeños para aventurarnos solos en las sesiones de tarde de los cines comerciales. La sala no estaba mal y las películas, con un poco de suerte, tampoco, pero aquello no podía durar; emplear la tarde del único día que no tenía que ir al colegio en ir al de mi primo (entonces, el sábado por la mañana hasta mediodía también había clase) , verme obligado a formar en fila en el patio junto al resto de chavales y aguantar un rato a pié firme bajo la atenta mirada de otros profesores (curas en este caso) esperando a que llegase el momento de entrar en el recinto, era demasiado para mi necesidad de libertad que ya sufría  a diario asfixiada con la obligación de “comparecer” a clase durante el resto de la semana, así que dejé de ir y mis tardes de domingo pasaron a ser largas sesiones en solitario de lectura de “tebeos”, ¿cómo no? , y dibujo.

He de reconocer, no obstante, que además del cine aquel colegio tenía para sus alumnos ofertas culturales que otros no podían dar, una de ellas su biblioteca, que tiempo después y sin que yo llegara a estudiar nunca en aquel centro, acabó influyendo en mí de forma indirecta.

Pasados unos años, cuando ya cursaba el bachillerato en el Instituto local, supe por un amigo, él sí alumno salesiano, que entre el material de lectura de que disponían en la biblioteca del centro había una nueva revista de cómics (“tebeos” o historietas, entonces) con series y dibujos  fuera de lo habitual que yo no conocía.  Se trataba de “Trinca”, una “rara avis” dentro del panorama de publicaciones de la época, más enfocada a jóvenes que a niños y casi un experimento cultural apoyado por el régimen de Franco, entonces en el poder, pero que como suele ocurrir con el Arte, una vez más el resultado superó las intenciones y expectativas iniciales de quienes lo habían puesto en marcha y acabó siendo un magnífico vehículo para nuevas historias, nuevas formas de hacer y para que grandes artistas pudieran desarrollar un trabajo excepcional.

Trinca.nº 1
              

 De entre todos ellos destacaba por méritos propios como la estrella principal, Antonio Hernandez Palacios (1921-2000), hoy uno de los dibujantes  (artista en conjunto) más reconocidos y respetados en el mundo del cómic, puede que más (desgraciadamente) fuera de España que en su tierra.

No voy a contar los detalles de como conseguí acceder a la biblioteca como invitado de mi amigo, previo permiso del cura-bibliotecario, pero sí diré que quedé sorprendido con la revista, su calidad, su diseño (totalmente nuevo para mí), su papel couché (impensable entonces en un”tebeo”) su color y dibujos...y como me maravillaron nada más verlas las páginas de Antonio Hernández Palacios. 


"Manos Kelly".  Palacios


Allí descubrí su serie,  “Manos Kelly”, western con una visión atípica del género, cargada de datos históricos y muy documentada, ambientada en el periodo posterior a la independencia del territorio de Tejas y la guerra con Méjico, en la que se mostraba como telón de fondo la influencia española en el Sur y Oeste de América de Norte, algo que existió durante siglos hasta principios del XIX y que la historia anglosajona y el cine de Hollywood silenciaron como si antes del vaquero tipo John Wayne nada hubiera existido.
"Manos Kelly". Página a tinta.  Palacios


Los dibujos de Palacios eran increiblemente buenos, con un tratamiento de color cercano al “pop art”, cargado de amarillos, naranjas intensos y sombras azuladas que te transportaban de lleno al desértico territorio apache de su serie. Todo un lujo visual para cualquiera que sea capaz de apreciar la belleza .

Puede que también por eso mismo me sorprendió el lamentable estado en que las revistas se encontraban, sin duda por pasar por tantas manos de muchachos que claramente no las apreciaban de la misma manera que yo.  Dobladas, con algún rasgón y visiblemente estropeadas,  me dolía ver que algo de esa calidad, y que además quedaba fuera de mi alcance, estuviera tan maltratado. Supe también que cada cierto tiempo se hacía allí limpieza de publicaciones y periódicos viejos y que los ejemplares de “Trinca” acababan en la basura, así que me puse a ello y durante un par de meses intenté ingenuamente hacer gestiones para conseguir aquellos ejemplares antes de que acabaran en un contenedor, pero por desgracia sin éxito alguno.

El cid- A.H.Palacios


Por otra parte, aunque también se publicaba en la misma revista, no fue hasta muchos años después cuando descubriría la otra serie épica de este autor, “El Cid”, primero en las reediciones de la editorial Ikusager y después comprando un álbum antiguo en una librería de viejo. Con el tiempo he conseguido bastante ejemplares de “Trinca” y la mayor parte de la obra de Palacios en formato de álbum; Manos Kelly, El Cid, Roncesvalles, La guerra civil, Mac Coy...

Palacios

Antonio Hernández Palacios, con una sólida formación académica en Bellas Artes y una historia personal como para escribir un libro, conoció la guerra civil española y las Brigadas Internacionales, consiguió vivir de su arte en una durísima postguerra y llegó a triunfar como publicista y como pintor de las inmensas carteleras de los cines de Madrid, hasta que con casi 50 años se pasó de lleno al mundo del cómic y llegó a ser unos de los artistas con una obra más sólida dentro de la historieta española, impresionando de paso con ella, entre otros,  a un muchacho de 14 años que dibujaba a todas horas desde niño y que, tal vez por ello, era capaz de apreciar la belleza del trabajo de este genio. 

Palacios en su estudio

Todo esto sería suficiente para expresar lo importante que fue para mí ver por primera vez las páginas de “Manos Kelly” en aquellos ejemplares de “Trinca”, pero seré más concreto:  Palacios fue, sin duda, uno de los artistas que acabaría influyendo , sin él saberlo,  en mi forma de concebir el dibujo y la pintura y quiero con este texto rendir un sentido homenaje  al maestro.

Dalí y Palacios, sentados

Para ello, además de mi anécdota como es costumbre, os dejo material recopilado de distintas fuentes; enlaces a blogs y estudios sobre Palacios, con mi reconocimiento a sus autores por su trabajo, y una selección de imágenes de dibujos del artista en una carpeta de descarga libre (disponible hasta el próximo miércoles).

Finalmente, sobre todo a aquellos que aún no lo conocéis, os aconsejo que busquéis en la red, en formato digital o en papel, en librerías especializadas o de segunda mano, pero buscad, buscad su obra y disfrutadla. Es todo un lujo.


Hasta la próxima.

Enlaces:

.Carpeta con dibujos de Palacios ( Disponible hasta el 24-dic-2015).

Palacios

No hay comentarios:

Publicar un comentario